2014 Por fin sacan plazas para profesores de Lengua y Literatura y consigo agenciarme con una de ellas. Los institutos no han cambiado tanto. Las pizarras electrónicas están en casi todas las aulas y todavía hay compañeros que se resisten a utilizarlas. Son los alumnos los que les enseñan cómo funcionan.
2015 ¡Ya era hora! Al fin España consigue un buen ancho de banda que puede equipararse al de Tokio de principios de siglo. ¡Y sólo nos ha costado 15 años! Las quedadas por Skype con el instituto de Santiago de Chile con el que estamos haciendo el proyecto de estudio sobre Pablo Neruda son a tiempo real y no como antaño que había retraso en la comunicación.
2017 ¡Maldición! La educación se ha privatizado por completo, pero se ha encontrado una solución: el patrocinio. Nuestro querido amigo Amancio Ortega ha dotado las aulas de tecnología y glamour. Cada alumno tiene su propio i-pad. Eso sí, siempre a juego con sus complementos.
2020 Gracias a las gafas que proporciona Apple con su chip conectado a mi ordenador y que proyectan imágenes en 3D podemos leer teatro y conseguir que se represente al mismo tiempo. No puedo evitar esa sonrisa cada vez que pienso en las exposiciones y las clases con power points.
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